martes, 17 de mayo de 2016

Abajo el maldito populismo argentino




Abajo ese maldito populismo argentino.

Abajo ese político berreta que dio planes sociales.

Abajo esos gobernantes que subsidiaron la luz, el gas y el agua.

Abajo esos militantes grasas que luchaban por el Otro en los barrios y en las villas.

Abajo el discurso que divide a la sociedad sobre las dictaduras.

Abajo ese ex secretario de comercio que limitó a las empresas, controlando los precios.

Abajo los kukas que estabilizaron el país.

Abajo cada derecho de la década ganada.

Abajo esos negros de mierda que piden en la calle, garrenlapala, vagos.

Abajo los zurditos que reclaman por la universidad pública y de todos, que laburen ahora en Mc Donald.

Abajo cada política de Derecho Humano conquistado y reivindicado porque si desapareciste, fue por algo.

Abajo cada programa socio-educativo, todo es cuestión de mérito y herencias y apellidos.

Abajo sean los aguinaldos y las vacaciones pagas, ya que fueron otorgados para el pueblo por un tirano y una puta.

Abajo la industria nacional floreciente de la década del 45, pues creó más de un 60% de obreros felices.

Abajo los próceres que no son Roca ni Sarmiento ni Mitre en los billetes: los animales son más lindos que la Eva.

Abajo esos maricas que votaron a quienes le dieron la ley de matrimonio igualitario.

Abajo el Papa Francisco por hacer política en sus discursos contra el Neoliberalismo, pues agudiza una grieta en el país.

Abajo cada cura villero, que como Mugica, hablan desde el barro, la pobreza, la igualdad y critican cualquier aumento, cada golpe bajo a los de abajo, la exclusión y la marginalidad.

Abajo la ley anti despidos, retrógrada y pro ñoquis en un contexto de sincera-miento económico y social.

Viva que cambiamos por una revolución de la alegría, donde en lugar de votar, botamos a los buenos.

Viva creer en lo ascéptico de los gobiernos del mundo, en los que nadie roba y en los que todos son honrados y hasta mártires (los empresarios son “ricos”, no necesitan robar, aunque además de hacerlo, nos endeudan a todos y gobiernan para pocos y la elite).

Vivan los aumentos, porque aunque duelan, son necesarios.

Viva la baja del impuesto a las minerías y la quita de retenciones; son vitales (porque nos quitan la vida) para atraer inversiones y piripipiripi.

Viva el aumento del pan, comida por la que se inició la Revolución Francesa.

Viva que Estados Unidos e Inglaterra nos digan qué hacer: son potencias, debemos confiar en ellos.

Vivan los periodistas más independientes, quienes compran propiedades en Miami y cuyo compromiso no se paga con la vida. Abajo el MONTONERO Rodolfo Walsh!

Vivan los despedidores: empresarios, sojeros, clase alta, esos ricos que despiden por doquier a los obreros, pero engrosan sus cuentas panameñas.

Viva el Cristo Vence, necesario para apagar la llama creciente de amor hacia el Tirano.

Viva también Videla, Massera y Agosti, pues limpiaron el país de 30.000 subversivos, pero murieron indignos gracias a un Pingüino.

Viva la guerra de Malvinas y Galtieri por enfrentarse al Reino Unido y masacrar a nuestros jóvenes para encubrir el fin del fin.

Viva la Primera Dama, Juli Awada, pues en sus talleres esclaviza e ilumina con el fuego. Lo importante es que enseñe en las revistas de moda cómo usar un jean en cinco pasos.

Viva el cáncer por matar a la Eva, cuyas convicciones y honestidad dejaban al descubierto el odio en las caras cipayas y gorilas.

Viva… 
Viva esta revolución. Vivan los globos que poco duran en el aire. 
Viva el bolsillo, “el órgano más sensible del hombre”, como dijo el General. 
Viva aquel que se cree integrado y aquel que por odio votó al odio. 
Viva el genocidio real y simbólico que nos atraviesa. 
Viva el 51% de los argentinos porque de ellos no fue ni es ni será la fiesta de pocos. Pero tampoco, la lucha y el grito popular.
 

1 comentario:

  1. Sabés? No sos genio, ni exótico, ni reflejo especular de la novela familar que nos nombra y convoca: sos hermosamente libre por tu compromiso y elección; por tu sesera y tus tripas; por tan pocos años y tanto. Te amo, Sol de mis días!
    Mamá (con los dedos en V y moqueando de tanto orgullo).

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